Resúmenes por capítulos

"La lluvia sabe por qué"


 Capítulo I

Desde temprana edad, Antonio enfrentó crueldades y pérdidas. A los 12 años, en su primer día de colegio, fue arrojado a una piscina, sumergiéndolo en vergüenza. Su profesor le ayudó a salir, pero en casa, en vez de consolarlo, su madre lo inscribió en clases de natación para que aprendiera a defenderse. Al principio, se resistió, pero pronto encontró en el agua un desafío para superar los obstáculos. Después de un evento desafortunado su madre Alba, emigró a España. Antonio se quedó con su tía Beatriz, prometiendo reunirse cuando tuvieran suficiente dinero, la despedida fue dolorosa. A pesar de las dificultades, Antonio encontró en la natación un escape para su dolor, enfrentando sus miedos en secreto. Aprendió a superar la adversidad, llevando consigo el amor de su madre.

Capítulo II

Veinte minutos antes de las cuatro, Lucía se preparó para salir hacia el taller, después de un evento traumático, siguiendo estrictas indicaciones de su madre para llegar. Armada con un libro, un cuaderno y sus articulares como escudo, Ella se dirigió al taller artesanal y se inscribe en diseño de joyas hippies, la profesora le promete un diploma, ofreciéndole una vía de escape. El taller se convierte en su refugio tras perder su vida social, en aquel lugar encuentra alegría, en medio de la oscuridad. Lucía, cuando estaba siguiendo instrucciones de cómo realizar pulseras, aquella situación se convierte en la metáfora de su vida. A través de la joyería, encuentra una forma de expresarse donde su dolor se transforma en creatividad y esperanza.

Capítulo III

Antonio de 16 años se mudó con su tía Beatriz hace cuatro años y compartía habitación y computador con su primo Leo de 13, ellos tenían una convivencia armónica, pero con bromas y sarcasmo. Una tarde, mientras hacían tareas escolares hablaron sobre la pubertad. Antonio mencionó cambios físicos en Leo, desencadenando una serie de insultos cómicos, además le preguntó si alguna vez se ha enamorado y Leo lo interpreta como una confesión, tras una serie de malentendidos y bromas. En un juego con cojines, rompieron accidentalmente una placa de cristal. El padre de Leo, Norberto, culpó a Antonio y lo agredió, sin escuchar las explicaciones de su hijo, además de amenazarlo con expulsarlo de su casa llamándolo “arrimado”.

Capítulo IV

En la casa de Renata deciden reunirse para una noche de pijamadas Vera, Cecilia y Lucía, aprovechando que sus padres habían salido a una boda y llegarían al día siguiente, era la oportunidad perfecta, tomaron como pretexto celebrar los 16 años. Con una botella de vodka y confesiones en una libreta, juegan a nombrar chicos guapos realizando preguntas íntimas. Lucía, la más tímida, es desafiada por Cecilia a enviar una foto provocativa a Álvaro, el chico que le gustaba y Vera bajo la influencia del vodka le baja la parte superior de la pijamada, dejándola un poco desnuda. En medio del caos, alguien envía accidentalmente la foto a Álvaro, Lucía intentó recuperar el control de su teléfono, pero ya era tarde, ella muy asustada por las consecuencias de sus acciones, compara la tecla de enviar con el gatillo de un revólver.

Capítulo V

La tarde de entrenamiento de Antonio desencadena recuerdos amargos hacia su tío Norberto, cada brazada en la piscina se convierte en un golpe imaginario hacia él. A pesar de la fatiga, la natación es su único escape para lidiar con sus frustraciones. El mensaje de su madre cuando lo llamó lo enfrenta a la realidad. Norberto, es un escritor frustrado que menosprecia a su esposa y detesta su fracaso profesional, siempre ha vivido del sueldo de su mujer que era contadora en una fábrica de zapatos. Un día, la tensión alcanza su punto máximo, ya que Norberto hace comentarios inapropiados sobre la madre de Antonio, provocando una confrontación violenta. Antonio con deseos de venganza, sueña liberarse del control de su tío.

Capítulo VI

Lucía se encontraba en una pesadilla, se ve expuesta y vulnerable con una foto comprometedora donde estaba desnuda con una botella de licor, aquella imagen se difunde sin control por: correos, redes sociales y portales. Sin la presencia de su abuela quien había fallecido hace un año atrás, se refugia en su habitación, desamparada. A pesar de tener el apoyo de su hermana Bárbara. En el colegio, enfrenta burlas, insultos y acoso, sus amigas aumentan la presión con preguntas. Álvaro, catalogado como héroe, agrava la situación, Lucía se siente humillada y huye del colegio, desesperada. A pesar de las objeciones de la recepcionista, decide dejar atrás ese lugar de tormento, escuchando la voz reconfortante de su abuela, animándola a correr hacia la libertad.

Capítulo VII

Antonio confiesa a su primo Leo su fracaso amoroso y él intenta animarlo destacando sus habilidades en natación y cocina. Mientras tanto, Antonio lidia con la dificultad de comunicarse con su madre Alba, debido a problemas con el computador que su tío Norberto se ha apropiado injustamente. A pesar de las dificultades, Antonio y Alba mantienen una conexión a través de video llamadas, aunque evitan compartir sus verdaderos problemas para protegerse mutuamente, ambos mantienen la esperanza de reunirse cuando las circunstancias lo permitan. Su relación se basa en el amor mutuo, aunque a veces Antonio desearía que su madre le ofreciera más consuelo emocional.

Capítulo VIII

Lucía cuando era niña, encontró en la puerta de la casa de su abuela un perro callejero que lo llamó Fredo, aquella mascota simbolizaba la libertad que anhela. Años después, tras el incidente en el colegio, se siente desolada y huye, buscando escapar de sus problemas. En su viaje en autobús, se sumerge en un caos interior, escribiendo en un libro sus pensamientos confusos. Finalmente, en un puente contempla la posibilidad de saltar, pero la voz de su abuela la detiene, recordándole la importancia de la vida. Regresa a casa, y se encuentra con un desconocido, de capucha negra que iba persiguiéndola, pero ella muy angustiada logra escapar. Sus padres, decepcionados y desconfiados, no aceptan su explicación.

Capítulo IX

La noche comenzó con la llegada de Antonio, desconsolado por la pérdida de su patineta. Mientras tanto, Beatriz irrumpió con entusiasmo anunciando una cena. A pesar de su optimismo, su habilidad culinaria dejaba mucho que desear. Norberto, su esposo, provocó tensión al hablar de su historia para un concurso, insinuando comentarios inapropiados sobre un cuento que describía la historia de una madre soltera, refiriéndose a Alba y de su padre que lo había abandonado. Antonio, furioso, casi le da un puñetazo en la cara a su tío, pero se detuvo por respeto a su primo. La noche concluyó con una incomodidad palpable, dejando en claro las tensiones familiares subyacentes.

Capítulo X

Lucía, después del evento traumático, busca escapar de las miradas y elimina todas las fotos de su vida. Se une al taller de Joyas hippies, recordando que era la única alumna de esa clase, en aquel lugar conoce a Delfina su profesora, una mujer excéntrica pero amable. A través de la enseñanza de hacer pulseras, Lucía aprende lecciones sobre la vida y los nudos. A pesar de su aislamiento, gradualmente se abre y comparte con Delfina, dedicando su última pulsera a su hermana. Este acto simboliza su proceso de sanación y aceptación, mediante el arte y la conexión humana encuentra un camino hacia la recuperación emocional.

Capítulo XI

Antonio, después del accidente con su patineta, se sumerge en reflexiones durante un viaje en autobús, observa a una chica llorando y decide seguirla, sintiendo una conexión inexplicable, al llegar a su destino, ella lo rechaza asustada. De regreso a casa, Antonio enfrenta una serie de situaciones desafortunadas, incluyendo una cena incómoda y un comentario burlón de su primo. Sin embargo, reflexiona sobre el encuentro con la chica, siendo algo positivo en medio de las adversidades. Aunque su día estuvo lleno de contratiempos, Antonio reconoce la importancia de la conexión humana y la posibilidad de encontrar belleza y significado en situaciones inesperadas que pueden presentarse en la vida.

Capítulo XII

Lucía se ve acosada por mensajes obscenos y dibujos ofensivos sin firma, ella intenta ignorarlos, pero el acoso se intensifica en línea. El colegio la culpa de difundir una foto suya semidesnuda, exonerando al acosador. Obligada por la directora, Lucía se disculpa públicamente y debe pedir perdón a Álvaro. A pesar de su sufrimiento, su pedido de cambio de colegio es ignorado. En el taller, la maestra nota su angustia, ya que la observa apretar los nudos de las pulseras sin controlar la fuerza. Luego, se refugia en el autobús, imaginando escapar de su realidad, el encuentro accidental con Antonio la hace confrontar su miedo a las miradas.

Capítulo XIII

Antonio y Leo conversan antes de dormir, destacando las diferencias entre ambos. Antonio confiesa estar pensando en Lucía, una chica del autobús. De pronto, Norberto el padre de Leo irrumpe en la habitación, confrontando a Antonio sobre la propiedad de la casa, en ese momento él estaba aterrorizado no entiende la situación, pero Leo le explica que el dinero que su madre envía para él ha sido gastado por su padre, en ese momento reconoce la problemática que está ocurriendo y siente vergüenza por ello. Antonio entendiendo la situación, reflexiona sobre su futuro en esa casa y Leo confiesa que no quiere parecerse a su padre.

Capítulo XIV

Las mentiras crecen y oscurecen la verdad. Lucía se siente abandonada por sus amigas Cecilia, Vera y Renata, ya que la directora las enfrentó, después del incidente ocurrido en el colegio, pero ellas optaron por guardar silencio y la mentira siguió creciendo desmesuradamente. Lucía, estaba siendo acorralada por acusaciones de enviar una foto comprometedora, pero niega su culpabilidad y la psicóloga del colegio con un falso tono maternal, intenta obtener información utilizando métodos cuestionables, Lucía percibe la manipulación y decide no colaborar, enfrentándose a la presión del entorno escolar. Álvaro Herreros, involucrado en el incidente, intenta convencerla de que hable con él para "ayudarla".

Capítulo XV

La tía Beatriz con artimañas logra que el director del colegio le dé un plazo para pagar las mensualidades atrasadas, aunque excluye a Antonio de los entrenamientos de natación. En casa, le pide a Antonio que no le cuente a su madre y lo presiona para que no critique a Norberto. Además, responsabiliza a Alba de todos sus problemas, aún siendo su hermana. Antonio cansado de la situación se va de casa, mientras corre bajo la lluvia decide no volver, pero solo el recuerdo de su primo Leo lo hace dudar, ya que eran muy unidos, casi como hermanos y al recibir un mensaje de su madre en su teléfono, miente sobre su día para tranquilizarla.

Capítulo XVI

Lucía, recibe una llamada siendo acosada por Álvaro y sus amigos, enfrentándose a una difícil decisión de aceptar sus propuestas de protección a cambio de favores sexuales o resistirse y afrontar las consecuencias, sin opciones se siente atrapada. Mientras, Lucía se dirigía al taller, en el autobús iba aturdida por la presión, donde reflexiona y busca consuelo en la sabiduría de su abuela, quien le había enseñado a estar atenta a las señales de advertencia de la vida. Antonio también iba en el autobús, cautivado por ella decide observarla discretamente tomándole fotos. Al bajarse él acompaña a Lucía sin que lo sepa, sintiendo gratitud hacia ella.

Capítulo XVII

Antonio, desorientado y empapado por la lluvia, se encuentra en el taller donde conoce a Delfina, una mujer peculiar quien le ofrece unirse a su clase de joyería étnica como prueba gratuita y él acepta entusiasmado. En ese lugar, se encuentra con Lucía de quien está enamorado, aunque ella lo ignora, Antonio decide quedarse, a pesar de no saber absolutamente nada de joyería. Delfina le explica el propósito del taller y le entrega materiales para hacer las joyas. Aunque, se siente perdido se sumerge en la actividad enfrentándose a la dificultad de hacer nudos, mientras descubre un nuevo mundo de posibilidades creativas, ante su falta de habilidad y comunicación con Lucía decide continuar.

Capítulo XVIII

Antonio, cuando estaba en el taller junto con Lucía y Delfina, recordó un emotivo momento con su madre quien le enseñó sobre la importancia de los caminos y los encuentros en la vida. Luego, la instructora le explicó cómo realizar las pulseras, aunque al principio se sentía torpe e inseguro, pero con el aliento de Delfina comienza a mejorar. Después, se percata que Lucía había hecho una pregunta a la instructora sobre las pulseras y decide romper el hielo, pero ella lo seguía ignorando, además confiesa a la profesora que estaba presentando dificultades económicas para continuar y la verdadera razón para estar allí que era la necesidad de compañía y pertenencia. Ella, al comprender su motivación decide apoyarlo.

Capítulo XIX

Cada mañana que Lucía, iba al colegio luchaba contra el acoso de sus compañeros y sus tormentos no dejaban de perseguirla. Álvaro la confronta en el camino a clase, ella ignora las provocaciones. Sin embargo, la situación empeora cuando encuentra un dibujo ofensivo en su escritorio, ella explota y enfrenta a sus compañeros, pero termina siendo rechazada y humillada. Mientras tanto, Antonio, encuentra consuelo en el taller después de en un simple intercambio de palabras con Lucía. En casa, su tío Norberto le impone tareas domésticas como pago por su estancia. A pesar de todo, le toca soportar cada humillación y realizar lo que le pida, aunque Antonio estaba fascinado al observar la foto de Lucía sintiendo un respiro en medio del caos.

Capítulo XX

Antonio, se une al taller de artesanía encontrándose con Lucía, una chica distante y solitaria, intenta acercarse, pero ella mantiene una barrera de hielo a su alrededor, evitando todo tipo de comunicación. Mientras tanto, él le propone a su instructora, Delfina, una forma de pagar su mensualidad del taller haciendo pulseras y venderlas en el colegio, ella acepta la propuesta, Antonio estaba emocionado con tal de estar cerca de la chica que le gustaba. Luego, ellos invitan a Lucía a tomar un café, pero ella decide no ir y se retira a su antigua casa, donde reflexiona sobre su vida, recordando a su abuela. De pronto, sube hacia el tejado de aquel domicilio y sin darse cuenta tropieza y  casi se cae pero logra salvarse milagrosamente.

Capítulo XXI

Antonio, en un breve encuentro por videoconferencia con su madre, expresa su anhelo de que regrese pronto a casa. Su madre, Alba, está lejos debido a dificultades económicas, y aunque promete volver en verano, la distancia y la ausencia lastran a Antonio emocionalmente. Además, enfrenta tensiones familiares, especialmente con Norberto, el esposo de su tía, quien le impone tareas domésticas como forma de control. La natación solía ser su escape, pero las circunstancias se lo impiden, causándole frustración. Sin embargo, su primo Leo le ofrece apoyo y compañerismo. Mientras tanto, Lucía se enfrenta a intimidaciones y acoso después de que se difundiera una foto íntima suya. A pesar de su angustia, decide plantar cara a su acosador, Álvaro Herreros, encontrando un atisbo de empoderamiento en su situación.

Capítulo XXII

Bárbara acepta una solicitud de amistad en Facebook de un chico llamado Chico Loco, asumiendo que lo conoce por ir al mismo colegio. Pronto recibe un mensaje inapropiado que la perturba, pero antes de poder reaccionar, su madre la llama a cenar. Durante la cena, Bárbara intenta disimular su angustia. Después de la cena, Bárbara y su hermana Lucía revisan el perfil de Chico Loco y descubren una avalancha de reacciones negativas hacia el mensaje. Lucía toma medidas para proteger a Bárbara, bloqueando al chico y cerrando temporalmente su cuenta. Más tarde, Lucía confronta a Álvaro, el presunto autor del mensaje, para defender a su hermana. A pesar del miedo, ella se compromete a encontrarse con Álvaro.

Capítulo XXIII

El jueves por la tarde, Antonio se dispone a salir hacia el taller mientras Leo está frustrado porque le había tocado el tema del "aparato reproductor masculino" para un proyecto escolar. Antonio intenta tranquilizarlo, pero un encuentro con su tío Norberto lo retrasa, donde le exige que le limpie los zapatos para una cita importante, pero este se niega. Leo se interpone diciéndole que no le haga caso, pero Norberto lo agrede verbal y físicamente, Antonio cansado de la situación lo golpea. De pronto se escuchó la voz de su tía que dice lárgate de mi casa, él pensó que lo iba a defender, pero se equivocó. Inmediatamente es expulsado de ese domicilio y se despide de su primo prometiendo estar siempre disponible para él.

Capítulo XXIV

En un día de niebla y lluvia, Delfina espera en vano a sus alumnos Lucía y Antonio para un taller de las tres de la tarde, ya cancelado debido al clima. Lucía llega tarde y, a pesar de la situación, Delfina decide continuar con el taller para no decepcionarla. Juntas revisan revistas de pulseras, pero Lucía parece distraída y ansiosa. Cuando Delfina le propone hacer una pulsera complicada por partes, Lucía desahoga su angustia, expresando que hay cosas en la vida que no se pueden resolver. Delfina intenta consolarla, pero Lucía no está lista para hablar. Más tarde, llega Antonio, también afectado por la lluvia, y Delfina le da la bienvenida. Aunque aprecia su puntualidad, decide hacer una excepción debido a las circunstancias.

Capítulo XXV

En "La Noche del Diluvio", la lluvia torrencial atrapa a Lucía, Delfina y Antonio en el taller municipal. A medida que la inundación aumenta, intentan comunicarse con sus familias, pero los teléfonos están fuera de servicio. Lucía logra contactarse con su hermana y descubre la gravedad del ambiente en la ciudad. Delfina improvisa una iluminación con velas, logrando encender la chimenea para mantenerse calientes, intervienen momentos de humor y camaradería. Antonio revela que está sin hogar, pero juntos encuentran consuelo en la compañía y pequeños gestos con café caliente y la risa compartida, mostrando cómo la solidaridad y el humor pueden aliviar las situaciones difíciles.

Capítulo XXVI 

En medio de una tormenta que azota la ciudad, Delfina, Lucía y Antonio se refugian en la antigua casona. Con el servicio eléctrico cortado, recurren a una radio a pilas para mantenerse informados sobre los desastres que afectan a la ciudad. Antonio revela que ha sido expulsado de casa tras un conflicto con su tío, quien lo ha maltratado verbal y físicamente durante años, además explica que su madre vive lejos y que no conoce a su padre. Delfina sugiere que regrese a casa de sus tíos y pida perdón, pero Lucía se opone, argumentando que disculparse solo fortalecerá a quienes lo han maltratado. La noche transcurre con incertidumbre mientras reflexionan sobre sus opciones y enfrentan las consecuencias de sus decisiones.

Capítulo XXVII

A medianoche, una tormenta sigue azotando la ciudad, sumida en la oscuridad y la bruma. En una antigua casona, Delfina, Lucía y Antonio enfrentan sus propias tempestades internas. Antonio, expulsado de casa, reflexiona sobre su situación de no tener un hogar al que regresar, mientras Delfina comparte su historia de cuidar a su padre, quien desapareció misteriosamente tres años atrás, después de perder la memoria. A través de sus relatos, revelan sus vínculos con el concepto de hogar y la pérdida. Delfina lleva collares y pulseras que suenan, con la esperanza de que el sonido traiga de vuelta a su padre desaparecido. La llamada de la madre de Lucía interrumpe el momento, recordándoles la necesidad de mantenerse conectados en medio de la tormenta.

Capítulo XXVIII

Después de la tormenta, Delfina, Lucía y Antonio inspeccionaron los daños en la casa reflejando sobre las imperfecciones de los retratos en el taller de pintura. Se dirigen a la terraza para respirar aire fresco y apreciar la tranquilidad nocturna. Luego, Delfina comenta solo la lluvia sabe por qué nos ha reunido aquí. Más tarde, Lucía con tristeza se retira al salón de la chimenea y Antonio la sigue intentando ofrecerle apoyo, ya que se acordó de sus problemas, pero evitaba hablar del tema. Antonio le confiesa que es su “salvavidas”, pero ella no entiende pensaba que hablaba del taller y menciona que el taller también es su lugar seguro, pero Antonio se siente torpe al no poder expresar sus sentimientos.

Capítulo XXIX

En una noche tranquila, Delfina se queda dormida en un sofá incómodo, mientras Antonio la arropa con una manta de patchwork. Mientras le confiesa a Lucía que la ha seguido desde que la vio en el autobús, sintiendo que le devolvía la esperanza en medio de sus problemas, le muestra la foto que ha guardado como consuelo. Al principio ella se muestra confundida y rechaza sus sentimientos. Llega el amanecer y para Antonio es un nuevo comienzo, en cambio para Lucía es el fin de un plazo, donde Álvaro y sus amigos la estaban esperando para pasarlo bien. Ella se despide con un beso en los labios, expresando su deseo de que Antonio ojalá la hubiera podido salvar.

Capítulo XXX

El viernes por la mañana cuando Lucía llegó a su casa, después que la tormenta había pasado, tan pronto cargó la batería de su teléfono recibe un mensaje de Álvaro y sus amigos, quienes la esperaban en la noche. Su angustia aumenta al recordar el chantaje: si no accedía, perjudicarían a su hermana Bárbara. Desesperada, se dirige hacia un puente, pero un encuentro imprevisto de una mujer con su nieta le devuelve la esperanza. Inspirada, decide afrontar su problema y busca ayuda en el taller, donde Delfina le ofrece su apoyo incondicional. Entre lágrimas, expresa su tormento y recibe la promesa de ayuda. Con ella, encuentra una luz en la oscuridad y se prepara para enfrentar su desafío.

Capítulo XXXI

El viernes a las ocho de la noche Álvaro Herreros, se encontraba en una fiesta cuando escuchó el timbre de su casa. Antes de abrir, celebró chocando las botellas de cerveza con sus amigos y se restregó las manos como diciendo que por fin había logrado su objetivo con Lucía. Cuando se acercó a la puerta recibe la visita inesperada de una mujer extraña, quien le entregó un sobre amarillo. Después de que se va en su viejo automóvil, Lucía rápido se dirige al asiento del copiloto temblando de miedo, Delfina tomó su mano, asegurándole que todo había terminado y que estuviera tranquila. Álvaro al abrir el sobre observó un mensaje escrito a mano que decía "No iré", enfurecido la insulta, hasta que se da cuenta que también se encontraba una carta.

Capítulo XXXII

En la carta Lucía relataba su situación familiar y el reciente incidente en el que una foto suya con el torso desnudo fue difundida en internet sin su consentimiento. A pesar de sufrir humillaciones y amenazas por Álvaro y sus amigos, la directora del colegio no le cree y la obliga a asumir la culpa públicamente. A pesar de todo, sus padres la apoyaron y decidieron que no abandoné la escuela para no dejar a los inocentes en manos de los culpables, Delfina había entregado está misma carta a la directora, a Álvaro, la Licenciada Ruth Saldaña Departamento de Psicología y Orientación del colegio y el supervisor del Ministerio de Educación y que pronto Lucía pueda recibir respuestas por parte de las autoridades.

Capítulo XXXIII

Antonio, en el Café Net, negoció habilidosamente diez minutos de videoconferencia con el administrador a cambio de pulseras. Durante la conversación con su madre, revela su situación y le asegura que se quedará con una amiga, Delfina su profesora de Joyas hippies, quien le ofreció ayuda y Alba decide volver de España para estar con él y empezar de nuevo juntos. Antes de irse el encargado le regala una caja de cerillas. Luego, Antonio va a la casa de su primo Leo a recoger algunas pertenencias y le confiesa haberse besado con la chica del autobús. Finalmente, deja a su tío Norberto en el escritorio una caja de cerillas que le habían regalado en el café y un mensaje sugiriendo un nuevo enfoque en su escritura.

Capítulo XXXIV

Después que Lucía perdió a su abuela, recuerda sus sabias palabras sobre las señales de la vida, mientras estaba sembrando plantas en las macetas, tiene muchos pensamientos, cuestionándose si su abuela volvería. Ante la incertidumbre, cierra los ojos y siente un gesto amoroso con un beso en la frente, confirmando su despedida. Sin embargo, un mensaje de texto la reconforta, donde Antonio le decía "Tus tres palabras del día". Lucía elige "Antonio" como la primera, planificando descubrir juntos las otras palabras bonitas que narrarían su día. A pesar del dolor, encuentra consuelo en la conexión con su abuela y en la esperanza del futuro.


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